Durante la década de 1930, América del Sur atravesaba un período de profundas transformaciones sociales, económicas y políticas, marcado por la inestabilidad, el impacto de la Gran Depresión y las tensiones ideológicas que daban forma a un escenario propicio para la emergencia de movimientos políticos de carácter nacionalista y socialista. En este contexto, la figura de Únzaga de la Vega emerge como un protagonista clave en la historia política boliviana y chilena, cuya decisión de fundar la Falange Socialista Boliviana (FSB) en Santiago de Chile en 1938 fue influenciada por múltiples factores que van más allá de las circunstancias inmediatas.
Contexto social y económico en Bolivia y Chile en los años 30
En Bolivia, la década de 1930 estuvo marcada por el desgaste de las instituciones tradicionales tras la derrota en la Guerra del Chaco (1932-1935), un conflicto que dejó profundas heridas sociales y una crisis en el sistema político. La economía boliviana, basada en la exportación de minerales, sufrió el impacto de la caída de los precios internacionales, generando desempleo, pobreza y descontento social. La fragmentación política y la búsqueda de una identidad nacional más sólida alimentaron el surgimiento de movimientos que cuestionaban las estructuras tradicionales y proponían cambios radicales.
Por otro lado, Chile también experimentaba una serie de tensiones internas. La Gran Depresión afectó severamente su economía, centrada en la minería y la exportación de recursos naturales. La crisis generó movilizaciones sociales, huelgas y un creciente descontento con las élites conservadoras y liberales que dominaban el poder. La influencia de ideologías internacionales, como el socialismo y el nacionalismo, comenzó a calar en diversos sectores, especialmente entre los jóvenes y los intelectuales.
El impacto de las ideas y las ideologías en la fundación de la FSB
En este escenario, Únzaga de la Vega, con una formación filosófica y política influenciada por Santo Tomás de Aquino y Jacques Maritain, buscaba construir una alternativa que combinara los valores del cristianismo social con el compromiso socialista. La elección de fundar la FSB en Santiago de Chile en 1938 estuvo motivada por varias razones estratégicas y simbólicas: Chile, con su tradición de mayor estabilidad política relativa, ofrecía un espacio donde las ideas del socialismo cristiano podían germinar sin la represión directa que enfrentaban en Bolivia.
Además, la proximidad geográfica y las conexiones culturales entre ambos países facilitaron la difusión de las ideas y permitieron a Únzaga movilizar a jóvenes intelectuales y activistas que compartían su visión de una transformación social basada en principios éticos y espirituales. La coincidencia con la creación de la Falange Nacional Chilena, instrumento político de la juventud conservadora, también fue significativa, ya que evidenciaba una búsqueda de diálogo y confrontación con las corrientes tradicionales del poder en la región.
Circunstancias sociales y políticas que motivaron la fundación de la FSB
La fundación de la FSB fue, en última instancia, una respuesta a la necesidad de crear un movimiento que articulase las aspiraciones de justicia social, soberanía y modernización en un momento en que las democracias tradicionales estaban en crisis y las ideologías extremas comenzaban a ganar terreno. Únzaga, como líder visionario, pretendía ofrecer una alternativa que integrara los valores cristianos con las demandas sociales, promoviendo una ética de solidaridad y justicia en un contexto de profunda desigualdad y descontento.
Asimismo, la emigración a Chile no fue solo un refugio ante la represión, sino también una oportunidad para construir una plataforma desde la cual impulsar cambios en Bolivia y en la región, en línea con una visión de integración latinoamericana y de resistencia a las influencias externas, particularmente las ideologías totalitarias que empezaban a consolidarse en Europa y que, de alguna manera, también influían en el escenario regional.
La fundación de la FSB en Santiago en 1938 fue un acto de respuesta a un contexto complejo, en el que las crisis sociales, económicas y políticas en Bolivia y Chile motivaron a líderes como Únzaga a buscar nuevos caminos de expresión política. La elección de Chile como lugar de nacimiento de la organización refleja no solo una estrategia de protección y expansión, sino también una visión de construir una identidad política basada en principios éticos y espirituales, en un momento en que América del Sur buscaba definirse frente a los desafíos de su historia y su futuro. La historia de esta organización y su fundador nos permite entender mejor cómo las circunstancias regionales moldearon una de las figuras más relevantes en la historia política boliviana y latinoamericana del siglo XX.



